La frustración en el deporte
Hay
personas que poseen una baja tolerancia al error y por tanto les cuesta
trabajo lidiar con eventos relacionados con un resultado personal adverso. Por
lo general estos individuos fueron niños sobreprotegidos, que no aprendieron
a resolver sus problemas por sí mismos. Como consecuencia, de adultos,
resultan ser extremadamente sensibles, vulnerables, con temor a las
evaluaciones y sobre todo al fracaso en público.
En
la esfera del deporte el fenómeno de la frustración suele producirse cuando
las ejecuciones que realiza un deportista quedan por debajo de lo esperado o
cuando este no alcanza los resultados deportivos a los que aspiraba.
Reconocemos, no obstante, que existen muchas otras circunstancias que en este
ámbito pueden resultar parcial o totalmente frustrantes. Lo cierto es que la
frustración, según se ha demostrado mediante investigaciones como las de
Goschek (1983 Citado por González, 2004), constituye un estímulo de
carácter negativo que puede ser vivenciado por los deportistas como carga
psíquica. Por tanto en el deporte lo que más anhelan los practicantes es el
sabor de la victoria, incluso se dan casos en los que se preocupan por evitar
la derrota o la frustración a toda costa.
Las
situaciones de frustración en el deporte pueden clasificarse, de acuerdo al
tipo de meta malograda, que puede ser parcial (incumplimiento de una
sub-meta perteneciente a otra más amplia), relativas a acciones imperfectas o
de poca calidad que pueden llegar o no a comprometer el resultado final en la
actividad y se caracterizan por su corta duración, o general que
constituiría el objetivo final o la meta más amplia que se pretende
alcanzar. En este caso la frustración tiene un nivel de alcance superior, es
capaz de implicar incluso la percepción de calidad deportiva del sujeto, así
como sus cualidades más intrínsecas, tales como su temple como deportista,
pudiendo llegar a comprometer su auto-concepto y su permanencia en el deporte.
En
consecuencia la amplitud temporal de la frustración y su efecto en el
individuo son variados, dependiendo, además del grado de significación que
tenga para ese individuo la necesidad en cuestión y el grado de desarrollo de
su personalidad.
Cada
sujeto posee un umbral específico de tolerancia a este fenómeno, así como
un estilo frecuente de enfrentamiento al mismo. Cuando la significación de la
frustración rebasa este umbral se producen reacciones emocionales que pueden
comprometer la organización de la conducta, en dependencia de la eficiencia
de las estrategias de enfrentamiento que el individuo movilice. Cuando las
estrategias o los estilos de enfrentamiento a la frustración son efectivas el
sujeto puede regular las reacciones emocionales negativas de este estado y
disponerse debidamente para el resto de las acciones deportivas
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